¿Te has dado cuenta de cómo nuestra mente se abre cuando estamos en contacto con la naturaleza?
La naturaleza nace una sensación de paz, humildad y conexión con algo “más grande que nosotros mismos”.
Hace más de 1 década, cuando vivía en Los Ángeles, trabajaba 12 horas al día en un lugar sin ventanas, mi contacto con el aire libre era una caminata de 10 minutos a la hora del almuerzo; esa fue la primera vez en mi vida que estuve “privada de naturaleza”.
Recuerdo caminar con la cabeza hacia arriba respirando profundo y disfrutando el sol en la cara, extrañaba tanto estar afuera. Un día mi compañera de cuarto y de trabajo me propuso que nos levantáramos a las 5 am para poder ir a la playa, caminar y sentarnos a contemplar el mar.
Comenzamos a hacerlo todos los días y poco a poco fui recordando que no hay trabajo, ni libro ni charla que pueda reemplazar lo que la naturaleza nos da, sin ella nos perdemos, nos confundimos y olvidamos de dónde venimos.
Puedo ser una exagerada lo sé, cuando vivía en Ciudad de México me angustiaba porque no importaba cuanto tiempo avanzara en el auto, no llegaba a ningún lugar sin cemento.
Luego, en Panamá cuando tuve que buscar oficina mi único requisito fue que el sitio tuviera ventanas (no saben lo que me costo encontrar).
Einstein dice que ningún problema se puede resolver desde el mismo lugar de conciencia donde se creó y que si miramos la naturaleza profundamente, vamos a entender las cosas mejor.
Creo que muchos de los conflictos que vivimos surgen de esta “privación de naturaleza” y la simplicidad con la que nos conecta. No dejemos que pase un día sin contemplar lo que no ha sido tocado por el hombre para así nunca alejarnos demasiado de la perspectiva y la verdad que la naturaleza nos da.
¿Te has dado cuenta de cómo nuestra mente se abre cuando estamos en contacto con la naturaleza?
La naturaleza nace una sensación de paz, humildad y conexión con algo “más grande que nosotros mismos”.
Hace más de 1 década, cuando vivía en Los Ángeles, trabajaba 12 horas al día en un lugar sin ventanas, mi contacto con el aire libre era una caminata de 10 minutos a la hora del almuerzo; esa fue la primera vez en mi vida que estuve “privada de naturaleza”.
Recuerdo caminar con la cabeza hacia arriba respirando profundo y disfrutando el sol en la cara, extrañaba tanto estar afuera. Un día mi compañera de cuarto y de trabajo me propuso que nos levantáramos a las 5 am para poder ir a la playa, caminar y sentarnos a contemplar el mar.
Comenzamos a hacerlo todos los días y poco a poco fui recordando que no hay trabajo, ni libro ni charla que pueda reemplazar lo que la naturaleza nos da, sin ella nos perdemos, nos confundimos y olvidamos de dónde venimos.
Puedo ser una exagerada lo sé, cuando vivía en Ciudad de México me angustiaba porque no importaba cuanto tiempo avanzara en el auto, no llegaba a ningún lugar sin cemento.
Luego, en Panamá cuando tuve que buscar oficina mi único requisito fue que el sitio tuviera ventanas (no saben lo que me costo encontrar).
Einstein dice que ningún problema se puede resolver desde el mismo lugar de conciencia donde se creó y que si miramos la naturaleza profundamente, vamos a entender las cosas mejor.
Creo que muchos de los conflictos que vivimos surgen de esta “privación de naturaleza” y la simplicidad con la que nos conecta. No dejemos que pase un día sin contemplar lo que no ha sido tocado por el hombre para así nunca alejarnos demasiado de la perspectiva y la verdad que la naturaleza nos da.